Un hombre iba caminando con dificultad por la orilla de un río. Observó
que la orilla opuesta era mucho más transitable, pero no podía
alcanzarla a nado porque la corriente era muy fuerte. Así que paró,
reunió algunas cañas y los materiales necesarios y construyó una balsa.
Subido en ella cruzó el río sin problemas.
Una vez llegado a la otra orilla, sintió tristeza al pensar en abandonar
su embarcación. Consideraba todo un logro personal haberla construido y
le gustaba contemplarla. De modo que decidió cargarla sobre sus
espaldas y reanudó su marcha.
Pero, conforme iba pasando el tiempo, sus pasos se hacían cada vez más
torpes y lentos. A pesar de que el camino era más fácil, se iba quedando
sin fuerzas, y empezó a preguntarse si había valido la pena cambiar de
orilla. Tardó tiempo en darse cuenta del desgaste que le estaba
suponiendo llevar la balsa a sus espaldas mientras escalaba hacia las
cumbres de la montaña.
Finalmente decidió abandonar su carga y se sintió más ligero y más equilibrado.
viernes, 29 de enero de 2016
miércoles, 27 de enero de 2016
Las manos de una madre
Un joven fue a solicitar un puesto gerencial en una empresa grande. Pasó la entrevista inicial y ahora iba a conocer al director para la entrevista final. El director vio en su curriculum vitae sus logros académicos y eran excelentes. Y le preguntó: " -Recibió alguna beca en la escuela?".
El joven respondió:
-"No"
- "Fue tu padre quien pagó tu colegiatura?"
- " Mi padre murió cuando yo tenía un año de edad, fue mi madre la que pagó"
- "Dónde trabaja tu madre?"
- "Mi madre trabajaba lavando ropa"
El director pidió al joven que le mostrara sus manos. El joven mostró un par de manos suaves y perfectas.
- "Alguna vez has ayudado a tu madre a lavar la ropa?"
- "Nunca. Mi madre siempre quiso que estudiara y leyera más libros. Además, mi madre puede lavar la ropa más rápido que yo"
El director dijo:
"Tengo una petición: cuando vayas a casa hoy, ve y lava las manos de tu madre, y luego ven a verme mañana por la mañana."
El joven sintió que su oportunidad de conseguir el trabajo era alta. Cuando regresó a su casa le pidió a su madre que le permitiera lavar sus manos. Su madre se sintió extraña, feliz pero con sentimientos
encontrados, y mostró sus manos a su hijo.
El joven lavó las manos de su madre poco a poco. Rodó una lágrima al hacerlo. Era la primera vez que se daba cuenta de que las manos de su madre estaban tan arrugadas y tenían tantos moratones. Algunos hematomas eran tan dolorosos que su madre se estremeció cuando él la tocó.
Esta fue la primera vez que el joven se dio cuenta de lo que significaban este par de manos que lavaban la ropa todos los días para poder pagar su colegiatura. Los moratones en las manos de la madre eran el precio que tuvo que pagar por su educación, sus actividades de la escuela y su futuro. Después de limpiar las manos de su madre, el joven se puso a lavar en silencio toda la ropa que faltaba.
Esa noche, madre e hijo hablaron durante un largo tiempo. A la mañana siguiente, el joven fue a la oficina del director.
El director se dio cuenta de las lágrimas en los ojos del joven cuando le preguntó: "
-Puedes decirme qué has hecho y aprendido ayer en tu casa?"
El joven respondió:
- "Lavé las manos de mi madre y también terminé de lavar toda la ropa que quedaba. Ahora sé lo que es apreciar, reconocer. Sin mi madre, yo no sería quien soy hoy. Al ayudar a mi madre ahora me doy cuenta de lo difícil y duro que es conseguir hacer algo por mi cuenta. He llegado a apreciar la importancia y el valor de ayudar a la familia"
El director dijo:
-"Esto es lo que yo busco en un gerente. Quiero contratar a una persona que pueda apreciar la ayuda de los demás, una persona que conoce los sufrimientos de los demás para hacer las cosas, y una persona que no ponga el dinero como su única meta en la vida". "Estás contratado".
El joven respondió:
-"No"
- "Fue tu padre quien pagó tu colegiatura?"
- " Mi padre murió cuando yo tenía un año de edad, fue mi madre la que pagó"
- "Dónde trabaja tu madre?"
- "Mi madre trabajaba lavando ropa"
El director pidió al joven que le mostrara sus manos. El joven mostró un par de manos suaves y perfectas.
- "Nunca. Mi madre siempre quiso que estudiara y leyera más libros. Además, mi madre puede lavar la ropa más rápido que yo"
El director dijo:
"Tengo una petición: cuando vayas a casa hoy, ve y lava las manos de tu madre, y luego ven a verme mañana por la mañana."
El joven sintió que su oportunidad de conseguir el trabajo era alta. Cuando regresó a su casa le pidió a su madre que le permitiera lavar sus manos. Su madre se sintió extraña, feliz pero con sentimientos
encontrados, y mostró sus manos a su hijo.
El joven lavó las manos de su madre poco a poco. Rodó una lágrima al hacerlo. Era la primera vez que se daba cuenta de que las manos de su madre estaban tan arrugadas y tenían tantos moratones. Algunos hematomas eran tan dolorosos que su madre se estremeció cuando él la tocó.
Esta fue la primera vez que el joven se dio cuenta de lo que significaban este par de manos que lavaban la ropa todos los días para poder pagar su colegiatura. Los moratones en las manos de la madre eran el precio que tuvo que pagar por su educación, sus actividades de la escuela y su futuro. Después de limpiar las manos de su madre, el joven se puso a lavar en silencio toda la ropa que faltaba.
Esa noche, madre e hijo hablaron durante un largo tiempo. A la mañana siguiente, el joven fue a la oficina del director.
-Puedes decirme qué has hecho y aprendido ayer en tu casa?"
El joven respondió:
- "Lavé las manos de mi madre y también terminé de lavar toda la ropa que quedaba. Ahora sé lo que es apreciar, reconocer. Sin mi madre, yo no sería quien soy hoy. Al ayudar a mi madre ahora me doy cuenta de lo difícil y duro que es conseguir hacer algo por mi cuenta. He llegado a apreciar la importancia y el valor de ayudar a la familia"
El director dijo:
-"Esto es lo que yo busco en un gerente. Quiero contratar a una persona que pueda apreciar la ayuda de los demás, una persona que conoce los sufrimientos de los demás para hacer las cosas, y una persona que no ponga el dinero como su única meta en la vida". "Estás contratado".
domingo, 24 de enero de 2016
El pobre y el Rey
Cuentan que en en una pequeña aldea vivia
un hombre muy pobre que se dedicaba a pedir una ayuda a todos los
aldeanos para poder ir viviendo.
Un buen día entró en la aldea un carro de oro llevando al Rey sonriente y radiante.
El pobre al ver el carró, pensó “mis días
de sufrimiento se han acabado”, “seguro que el Rey en su inmensa
generosidad no dejará que pase calamidades y con lo que me pueda dar me
servirá para poder vivir tranquilo el resto de mis días”.
Y así, se acercó al rey confiado en que se apiadaría de su situación.
El rey al verle acercarse y antes de que el mendigo pudiese abrir la boca le preguntó:
-“Buen hombre, ¿qué tienes para darme?”
El mendigo se quedó soprendido ante su
pregunta. ...Cómo era posible que el Rey, que iba montado en un carro de
oro y lleno de riquezas, le pidiese a el algo? ...Acaso no se había dado
cuenta que era muy pobre y que no tenía nada para darle?
Sin embargo el mendigo no quiso contrariar a su señor y metió la mano en la alforja llena de granos de arroz.
De ella sacó un grano de arroz y se lo entregó al Rey.
El Rey, se guardó el grano de arroz, se subió de nuevo a su carro de oro y se marchó.
El mendigo se quedó muy apesadumbrado ante la actitud del Rey.
Sin embargo, al final del día, al vaciar su alforja, entre los granos de arroz descubrió ...Una moneda de oro!.
“Ay”, se lamentó el mendigo. “Por qué no le habré dado todo el arroz”.
Cuando uno procede con bondad y generosidad no espera una recompensa, no vive sus gestos realizados como un acto de heroicidad, ni espera las loas de los héroes.
sábado, 23 de enero de 2016
El califa y la confianza
Cuentan que hace muchos años vivía un califa avaro y cruel que sentía verdadera pasión por las apuestas. Se decía que sólo apostaba cuando tenía la certeza absoluta que iba a ganar. Y para ello imponía las condiciones de la apuesta para asegurarse que siempre la victoria.
Una mañana, al salir a uno de los patios, vió una enorme pila de ladrillos. Al instante gritó:
“-Quien quiere apostar conmigo?”.
Ninguna de las personas que estaban en el patio respondió dado que conocían sus temibles condiciones a la hora de apostar.
El califa enfadado por el silencio de las personas ante su ofrecimiento, volvió a decir:
”- Apuesto a que nadie es capaz de transportar esta pila de ladrillos con sus manos de un lado al otro del patio antes de que el sol se ponga”.
Un joven albañil que se encontraba ahí, le preguntó :
-Cuál sería la apuesta?”
-Diez tinajas de oro si lo consigues, le respondió el califa.
-Y si no lo consigo?”, le preguntó el joven albañil.
-Entonces te cortaré la cabeza”, le contestó el califa.
El joven albañil, tras dudar unos minutos, le contestó:
-Acepto la apuesta con una condición:podrás detener el juego en cualquier momento y, si lo haces, sólo me darás una tinaja de oro”.
El califa, sorprendido por la condición impuesta por el joven y tras meditarlo para tratar de encontrar donde estaba la trampa, aceptó la condición solicitada por el joven albañil. Y la apuesta empezó.
El joven empezó a transportar los ladrillos con sus manos y tras una hora de trabajo, sólo había transportado una pequeñísima parte de los ladrillos.Y sin embargo, sonreía.
-Por qué sonries?”, le preguntó el califa. “Está claro que vas a perder la apuesta. Nunca lo conseguirás”.
- Te equivocas”, le contestó el joven albañil.“Estoy seguro de que voy a ganar”
-Cómo es eso posible?”, le preguntó el califa sorprendido.
-Porque te has olvidado de algo muy sencillo y por eso sonrio”, contestó el joven albañil y siguió transportando los ladrillos.
Ante esa respuesta, el califa empezó a inquietarse. ..se habría olvidado de algo? la condición parecía sencilla y era imposible poder transportar los ladrillos en el día. Harían falta varios hombres más.
Al cabo de varias horas, el califa le volvió a preguntar al joven albañil si seguía convencido de ganar. La respuesta fue la misma acompañado de una gran sonrisa.
El califa se sentía cada vez más agitado. ..Cómo era posible que fuese a ganar?. Empezó a sudar ante la posibilidad de perder la apuesta y 10 tinajas de oro. Consultó con varios matemáticos, astrólogos y todos le dieron la misma respuesta: es imposible que un sólo hombre pueda cumplir la apuesta.
A medida que iba pasando el día, el califa se sentía cada vez más turbado, pese a que la pila de ladrillos estaba casi entera. Estaba claro que no iba a ganar la apuesta, entonces ¿por qué sonreía?.
-Por qué sonries?“, le preguntó nuevamente el califa cuando quedaba ya unas pocas horas para que se escondiese el sol.
El joven albañil, pese al cansancio, le respondió: -
Sonrio porque voy a ganar un tesoro”
.Eso es imposible”, le dijo el califa. “El sol está en la segunda mitad del cielo y la pila de ladrillos es muy alta todavía”.
-Has olvidado algo muy sencillo”, le contestó nuevamente el joven albañil.
- Qué me he olvidado?, le preguntó el califa consumido por la posibilidad de perder.
-Quieres detener el juego, entonces?”, le contestó el joven. “Eso significará que habré ganado la apuesta y habrás perdido una tinaja de oro”.
-Sí, si!, --díme qué me he olvidado!. Es algo sencillo?”, le preguntó el califa.
-No has prestado la suficiente atención a la condición que puse”, le dijo el albañil.
-Pero si no he hecho otra cosa que pensar en ello”,protestó el califa.
“Sí, pero sin comprender que para mí una tinaja de oro es un inestimable tesoro. Desde el principio sabía que no podía ganar la apuesta pero yo sólo quería una tinaja. Y tu te jugabas 1o tinajas “, le dijo el joven.
-Te has olvidado de lo más sencillo”, prosiguió el joven. “Te has olvidado de que podías perder la confianza en ti mismo”.
Una mañana, al salir a uno de los patios, vió una enorme pila de ladrillos. Al instante gritó:
“-Quien quiere apostar conmigo?”.
Ninguna de las personas que estaban en el patio respondió dado que conocían sus temibles condiciones a la hora de apostar.
El califa enfadado por el silencio de las personas ante su ofrecimiento, volvió a decir:
”- Apuesto a que nadie es capaz de transportar esta pila de ladrillos con sus manos de un lado al otro del patio antes de que el sol se ponga”.
Un joven albañil que se encontraba ahí, le preguntó :
-Cuál sería la apuesta?”
-Diez tinajas de oro si lo consigues, le respondió el califa.
-Y si no lo consigo?”, le preguntó el joven albañil.
-Entonces te cortaré la cabeza”, le contestó el califa.
El joven albañil, tras dudar unos minutos, le contestó:
-Acepto la apuesta con una condición:podrás detener el juego en cualquier momento y, si lo haces, sólo me darás una tinaja de oro”.
El califa, sorprendido por la condición impuesta por el joven y tras meditarlo para tratar de encontrar donde estaba la trampa, aceptó la condición solicitada por el joven albañil. Y la apuesta empezó.
El joven empezó a transportar los ladrillos con sus manos y tras una hora de trabajo, sólo había transportado una pequeñísima parte de los ladrillos.Y sin embargo, sonreía.
-Por qué sonries?”, le preguntó el califa. “Está claro que vas a perder la apuesta. Nunca lo conseguirás”.
- Te equivocas”, le contestó el joven albañil.“Estoy seguro de que voy a ganar”
-Cómo es eso posible?”, le preguntó el califa sorprendido.
-Porque te has olvidado de algo muy sencillo y por eso sonrio”, contestó el joven albañil y siguió transportando los ladrillos.
Ante esa respuesta, el califa empezó a inquietarse. ..se habría olvidado de algo? la condición parecía sencilla y era imposible poder transportar los ladrillos en el día. Harían falta varios hombres más.
Al cabo de varias horas, el califa le volvió a preguntar al joven albañil si seguía convencido de ganar. La respuesta fue la misma acompañado de una gran sonrisa.
El califa se sentía cada vez más agitado. ..Cómo era posible que fuese a ganar?. Empezó a sudar ante la posibilidad de perder la apuesta y 10 tinajas de oro. Consultó con varios matemáticos, astrólogos y todos le dieron la misma respuesta: es imposible que un sólo hombre pueda cumplir la apuesta.
A medida que iba pasando el día, el califa se sentía cada vez más turbado, pese a que la pila de ladrillos estaba casi entera. Estaba claro que no iba a ganar la apuesta, entonces ¿por qué sonreía?.
-Por qué sonries?“, le preguntó nuevamente el califa cuando quedaba ya unas pocas horas para que se escondiese el sol.
El joven albañil, pese al cansancio, le respondió: -
Sonrio porque voy a ganar un tesoro”
.Eso es imposible”, le dijo el califa. “El sol está en la segunda mitad del cielo y la pila de ladrillos es muy alta todavía”.
-Has olvidado algo muy sencillo”, le contestó nuevamente el joven albañil.
- Qué me he olvidado?, le preguntó el califa consumido por la posibilidad de perder.
-Quieres detener el juego, entonces?”, le contestó el joven. “Eso significará que habré ganado la apuesta y habrás perdido una tinaja de oro”.
-Sí, si!, --díme qué me he olvidado!. Es algo sencillo?”, le preguntó el califa.
-No has prestado la suficiente atención a la condición que puse”, le dijo el albañil.
-Pero si no he hecho otra cosa que pensar en ello”,protestó el califa.
“Sí, pero sin comprender que para mí una tinaja de oro es un inestimable tesoro. Desde el principio sabía que no podía ganar la apuesta pero yo sólo quería una tinaja. Y tu te jugabas 1o tinajas “, le dijo el joven.
-Te has olvidado de lo más sencillo”, prosiguió el joven. “Te has olvidado de que podías perder la confianza en ti mismo”.
viernes, 22 de enero de 2016
En busca de la paz
Había una vez un rey que ofreció un gran premio a aquel artista que
pudiera captar en una pintura la paz perfecta. Muchos artistas lo
intentaron. El rey observó y admiró todas las pinturas, pero solamente
hubo dos que a él realmente le gustaron y tuvo que escoger entre ellas.
La primera era un lago muy tranquilo. Este lago era un espejo perfecto donde se reflejaban unas placidas montañas que lo rodeaban. Sobre estas se encontraba un cielo muy azul con tenues nubes blancas. Todos quienes miraron esta pintura pensaron que esta reflejaba la paz perfecta.
La segunda pintura también tenía montañas. Pero estas eran escabrosas y descubiertas. Sobre ellas había un cielo furioso del cual caía un impetuoso aguacero con rayos y truenos. Montaña abajo parecía retumbar un espumoso torrente de agua. Todo esto no se revelaba para nada pacífico.
Pero cuando el Rey observó cuidadosamente, vio tras la cascada un delicado arbusto creciendo en una grieta de la roca. En este arbusto se encontraba un nido. Allí, en medio del rugir del la violenta caída de agua, estaba sentado placidamente un pajarito en su nido...
Paz perfecta...?
El Rey escogió la segunda.
"Paz no significa estar en un lugar sin ruidos, sin problemas, sin trabajo duro o sin dolor. Paz significa que a pesar de estar en medio de todas estas cosas permanezcamos calmados dentro de nuestro corazón. Este es el verdadero significado dela paz."dijo el Rey.
La primera era un lago muy tranquilo. Este lago era un espejo perfecto donde se reflejaban unas placidas montañas que lo rodeaban. Sobre estas se encontraba un cielo muy azul con tenues nubes blancas. Todos quienes miraron esta pintura pensaron que esta reflejaba la paz perfecta.
La segunda pintura también tenía montañas. Pero estas eran escabrosas y descubiertas. Sobre ellas había un cielo furioso del cual caía un impetuoso aguacero con rayos y truenos. Montaña abajo parecía retumbar un espumoso torrente de agua. Todo esto no se revelaba para nada pacífico.
Pero cuando el Rey observó cuidadosamente, vio tras la cascada un delicado arbusto creciendo en una grieta de la roca. En este arbusto se encontraba un nido. Allí, en medio del rugir del la violenta caída de agua, estaba sentado placidamente un pajarito en su nido...
Paz perfecta...?
El Rey escogió la segunda.
"Paz no significa estar en un lugar sin ruidos, sin problemas, sin trabajo duro o sin dolor. Paz significa que a pesar de estar en medio de todas estas cosas permanezcamos calmados dentro de nuestro corazón. Este es el verdadero significado dela paz."dijo el Rey.
jueves, 21 de enero de 2016
El Árbol De Manzanas
Hace mucho tiempo existía un enorme árbol de manzanas. Un pequeño
niño lo amaba mucho y todos los días jugaba alrededor de él. Trepaba al
árbol hasta el tope y el le daba sombra. El amaba al árbol y el árbol
amaba al niño.
Pasó el tiempo y el pequeño niño creció y nunca más volvió a jugar alrededor del enorme árbol.
Un día el muchacho regresó al árbol y escuchó que el árbol le dijo triste:
"Vienes a jugar conmigo?" pero el muchacho contestó "Ya no soy el niño de antes que jugaba alrededor de enormes árboles. Lo que ahora quiero son juguetes y necesito dinero para comprarlos".
"Lo siento, dijo el árbol, pero no tengo dinero... Te sugiero que tomes todas mis manzanas y las vendas. De esta manera tú obtendrás el dinero para tus juguetes".
El muchacho se sintió muy feliz.
Tomó todas las manzanas y obtuvo el dinero y el árbol volvió a ser feliz.
Pero el muchacho nunca volvió después de obtener el dinero y el árbol volvió a estar triste.
Tiempo después, el muchacho regresó y el árbol se puso feliz y le preguntó:
"Vienes a jugar conmigo?" "No tengo tiempo para jugar. Debo de trabajar para mi familia. Necesito una casa para compartir con mi esposa e hijos.
"Puedes ayudarme?"... " Lo siento, pero no tengo una casa, pero...tú puedes cortar mis ramas y construir tu casa".
El joven cortó todas las ramas del árbol y esto hizo feliz nuevamente al árbol, pero el joven nunca más volvió desde esa vez y el árbol volvió a estar triste y solitario.
Cierto día de un cálido verano, el hombre regresó y el árbol estaba encantado.
"Vienes a jugar conmigo?" le preguntó el árbol.
El hombre contestó "Estoy triste y volviéndome viejo. Quiero un bote para navegar y descansar. Puedes darme uno?". El árbol contestó: "Usa mi tronco para que puedas construir uno y así puedas navegar y ser feliz". El hombre cortó el tronco y construyó su bote. Luego se fue a navegar por un largo tiempo.
Finalmente regresó después de muchos años y el árbol le dijo: "Lo siento mucho, pero ya no tengo nada que darte ni siquiera manzanas". El hombre replicó "No tengo dientes para morder, ni fuerza para escalar... Ahora ya estoy viejo".
Entonces el árbol con lágrimas en sus ojos le dijo, "Realmente no puedo darte nada.... la única cosa que me queda son mis raíces muertas". Y el hombre contestó: "Yo no necesito mucho ahora, solo un lugar para descansar.
Estoy tan cansado después de tantos años". "Bueno, las viejas raíces de un árbol, son el mejor lugar para recostarse y descansar. Ven siéntate conmigo y descansa".
El hombre se sentó junto al árbol y este feliz y contento sonrió con lágrimas.
Pasó el tiempo y el pequeño niño creció y nunca más volvió a jugar alrededor del enorme árbol.
Un día el muchacho regresó al árbol y escuchó que el árbol le dijo triste:
"Vienes a jugar conmigo?" pero el muchacho contestó "Ya no soy el niño de antes que jugaba alrededor de enormes árboles. Lo que ahora quiero son juguetes y necesito dinero para comprarlos".
"Lo siento, dijo el árbol, pero no tengo dinero... Te sugiero que tomes todas mis manzanas y las vendas. De esta manera tú obtendrás el dinero para tus juguetes".
El muchacho se sintió muy feliz.
Tomó todas las manzanas y obtuvo el dinero y el árbol volvió a ser feliz.
Pero el muchacho nunca volvió después de obtener el dinero y el árbol volvió a estar triste.
Tiempo después, el muchacho regresó y el árbol se puso feliz y le preguntó:
"Vienes a jugar conmigo?" "No tengo tiempo para jugar. Debo de trabajar para mi familia. Necesito una casa para compartir con mi esposa e hijos.
"Puedes ayudarme?"... " Lo siento, pero no tengo una casa, pero...tú puedes cortar mis ramas y construir tu casa".
El joven cortó todas las ramas del árbol y esto hizo feliz nuevamente al árbol, pero el joven nunca más volvió desde esa vez y el árbol volvió a estar triste y solitario.
Cierto día de un cálido verano, el hombre regresó y el árbol estaba encantado.
"Vienes a jugar conmigo?" le preguntó el árbol.
El hombre contestó "Estoy triste y volviéndome viejo. Quiero un bote para navegar y descansar. Puedes darme uno?". El árbol contestó: "Usa mi tronco para que puedas construir uno y así puedas navegar y ser feliz". El hombre cortó el tronco y construyó su bote. Luego se fue a navegar por un largo tiempo.
Finalmente regresó después de muchos años y el árbol le dijo: "Lo siento mucho, pero ya no tengo nada que darte ni siquiera manzanas". El hombre replicó "No tengo dientes para morder, ni fuerza para escalar... Ahora ya estoy viejo".
Entonces el árbol con lágrimas en sus ojos le dijo, "Realmente no puedo darte nada.... la única cosa que me queda son mis raíces muertas". Y el hombre contestó: "Yo no necesito mucho ahora, solo un lugar para descansar.
Estoy tan cansado después de tantos años". "Bueno, las viejas raíces de un árbol, son el mejor lugar para recostarse y descansar. Ven siéntate conmigo y descansa".
El hombre se sentó junto al árbol y este feliz y contento sonrió con lágrimas.
miércoles, 20 de enero de 2016
EL SAMURAI Y EL PESCADOR
Durante la ocupación Satsuma de Okinawa, un Samurai que le había prestado dinero a un pescador, hizo un viaje para cobrarlo a la provincia Itoman, donde vivía el pescador. No siéndole posible pagar, el pobre pescador huyó y trató de esconderse del Samurai, que era famoso por su mal genio.
El Samurai fue a su hogar y al no encontrarlo ahí, lo buscó por todo el pueblo. A medida que se daba cuenta de que se estaba escondiendo se iba enfureciendo. Finalmente, al atardecer, lo encontró bajo un barranco que lo protegía de la vista. En su enojo, desenvainó su espada y le gritó:
"Que tienes para decirme"?.
El pescador replicó,
"Antes de que me mate, me gustaría decir algo. Humildemente le pido esa posibilidad."
El Samurai dijo
"Ingrato! Te presto dinero cuando lo necesitas y te doy un año para pagarme y me retribuyes de esta manera. Habla antes de que cambie de parecer."
"Lo siento", dijo el pescador. " Lo que quería decir era esto: Acabo de comenzar el aprendizaje del arte de la mano vacía y la primera cosa que he aprendido es el precepto: Si alzas tu mano, restringe tu temperamento; si tu temperamento se alza, restringe tu mano."
El Samurai quedó anonadado al escuchar esto de los labios de un simple pescador. Envainó su espada y dijo: "Bueno, tienes razón. Pero acuérdate de esto, volveré en un año a partir de hoy, y será mejor que tengas el dinero." Y se fue.
El Samurai fue a su hogar y al no encontrarlo ahí, lo buscó por todo el pueblo. A medida que se daba cuenta de que se estaba escondiendo se iba enfureciendo. Finalmente, al atardecer, lo encontró bajo un barranco que lo protegía de la vista. En su enojo, desenvainó su espada y le gritó:
"Que tienes para decirme"?.
El pescador replicó,
"Antes de que me mate, me gustaría decir algo. Humildemente le pido esa posibilidad."
El Samurai dijo
"Ingrato! Te presto dinero cuando lo necesitas y te doy un año para pagarme y me retribuyes de esta manera. Habla antes de que cambie de parecer."
"Lo siento", dijo el pescador. " Lo que quería decir era esto: Acabo de comenzar el aprendizaje del arte de la mano vacía y la primera cosa que he aprendido es el precepto: Si alzas tu mano, restringe tu temperamento; si tu temperamento se alza, restringe tu mano."
El Samurai quedó anonadado al escuchar esto de los labios de un simple pescador. Envainó su espada y dijo: "Bueno, tienes razón. Pero acuérdate de esto, volveré en un año a partir de hoy, y será mejor que tengas el dinero." Y se fue.
Había anochecido cuando el Samurai llegó a su casa y, como era costumbre, estaba a punto de anunciar su regreso, cuando se vió sorprendido por un haz de luz que provenía de su habitación, a través de la puerta entreabierta.
Agudizó su vista y pudo ver a su esposa tendida durmiendo y el contorno impreciso de alguien que dormía a su lado. Muy sorprendido y explotando de ira se dió cuenta de que era un samurai!
Sacó su espada y sigilosamente se acercó a la puerta de la habitación. Levantó su espada preparándose para atacar a través de la puerta, cuando se acordó de las palabras del pescador: "Si tu mano se alza, restringe tu temperamento; si tu temperamento se alza restringe tu mano."
Volvió a la entrada y dijo en voz alta. "He vuelto". Su esposa se levantó, abriendo la puerta salió junto con la madre del Samurai para saludarlo. La madre vestida con ropas de él. Se había puesto ropas de Samurai para ahuyentar intrusos durante su ausencia.
El año pasó rápidamente y el día del cobro llegó. El Samurai hizo nuevamente el largo viaje. El pescador lo estaba esperando. Apenas vió al Samurai, este salió corriendo y le dijo:
Agudizó su vista y pudo ver a su esposa tendida durmiendo y el contorno impreciso de alguien que dormía a su lado. Muy sorprendido y explotando de ira se dió cuenta de que era un samurai!
Sacó su espada y sigilosamente se acercó a la puerta de la habitación. Levantó su espada preparándose para atacar a través de la puerta, cuando se acordó de las palabras del pescador: "Si tu mano se alza, restringe tu temperamento; si tu temperamento se alza restringe tu mano."
Volvió a la entrada y dijo en voz alta. "He vuelto". Su esposa se levantó, abriendo la puerta salió junto con la madre del Samurai para saludarlo. La madre vestida con ropas de él. Se había puesto ropas de Samurai para ahuyentar intrusos durante su ausencia.
El año pasó rápidamente y el día del cobro llegó. El Samurai hizo nuevamente el largo viaje. El pescador lo estaba esperando. Apenas vió al Samurai, este salió corriendo y le dijo:
"He
tenido un buen año. Aquí está lo que le debo y además los intereses. No sé como darle las gracias!"
El Samurai puso su mano sobre el hombro del pescador y dijo:
El Samurai puso su mano sobre el hombro del pescador y dijo:
"Quédate con tu dinero. No me debes nada. Soy yo el endeudado."
Muchas veces la ira puede llevarnos a cometer errores que jamás podremos recomponer.
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martes, 19 de enero de 2016
El peso del vaso de agua
Un conferencista hablaba sobre el manejo de la tensión. Levantó un vaso con agua y preguntó al auditorio:
-Cuánto creen ustedes que pesa este vaso con agua?
Las respuestas variaron entre 20 y 500 gramos. Entonces el conferencista comentó:
-No importa el peso absoluto. Depende de cuánto TIEMPO voy a sostenerlo. Si lo sostengo por un minuto, no pasa nada. Si lo sostengo durante una hora, tendré DOLOR en mi brazo. Si lo sostengo durante un día completo, tendrán que llamar una ambulancia. Pero es exactamente el MISMO peso, pero entre más tiempo paso sosteniéndolo, más pesado se va volviendo.
-Cuánto creen ustedes que pesa este vaso con agua?
Las respuestas variaron entre 20 y 500 gramos. Entonces el conferencista comentó:
-No importa el peso absoluto. Depende de cuánto TIEMPO voy a sostenerlo. Si lo sostengo por un minuto, no pasa nada. Si lo sostengo durante una hora, tendré DOLOR en mi brazo. Si lo sostengo durante un día completo, tendrán que llamar una ambulancia. Pero es exactamente el MISMO peso, pero entre más tiempo paso sosteniéndolo, más pesado se va volviendo.
-Si cargamos nuestros PESARES todo el tiempo, luego, más
temprano o más tarde, ya no seremos capaces de continuar, la carga se
irá volviendo cada vez MAS PESADA. Lo que tienes que hacer es DEJAR el
vaso en algún lugar y descansar un poco antes de sostenerlo nuevamente.
Tienes que dejar la carga de lado periódicamente, ¡de la forma que sea!
-Es reconfortante y te vuelve capaz de
continuar. Entonces, antes de que vuelvas esta noche a tu casa, deja
afuera el pesar, en un rincón. No lo lleves a tu casa. Mañana podrás
recogerlo otra vez, al salir.
-La vida es corta… Aprovéchala!
lunes, 18 de enero de 2016
El anciano y la amistad
A un oasis llega un joven, toma agua, se asea y pregunta a un
viejecito que se encuentra descansando: Qué clase de personas hay aquí?
El anciano le pregunta:
Qué clase de gente había en el lugar de donde tú vienes?
"Oh, un grupo de egoístas y malvados" replicó el joven.
"Estoy encantado de haberme ido de allí".
A lo cual el anciano comentó
"Lo mismo habrás de encontrar aquí".
Ese mismo día, otro joven se acercó a beber agua al oasis, y viendo al anciano, preguntó:
Qué clase de personas viven en este lugar?
El viejo respondió con la misma pregunta:
Qué clase de personas viven en el lugar de donde tú vienes?
"Un magnífico grupo de personas, honestas, amigables, hospitalarias, me duele mucho haberlos dejado".
"Lo mismo encontrarás tú aquí", respondió el anciano.
Un hombre que había escuchado ambas conversaciones le preguntó al viejo:
Cómo es posible dar dos respuestas tan diferentes a la misma pregunta?
A lo cuál el viejo contestó:
Cada uno lleva en su corazón el medio donde vive. Aquel que no encontró nada bueno en los lugares donde estuvo, no podrá encontrar otra cosa aquí.
Aquel que encontró amigos allá, podrá encontrar amigos aquí.
El anciano le pregunta:
Qué clase de gente había en el lugar de donde tú vienes?
"Oh, un grupo de egoístas y malvados" replicó el joven.
"Estoy encantado de haberme ido de allí".
A lo cual el anciano comentó
"Lo mismo habrás de encontrar aquí".
Ese mismo día, otro joven se acercó a beber agua al oasis, y viendo al anciano, preguntó:
Qué clase de personas viven en este lugar?
El viejo respondió con la misma pregunta:
Qué clase de personas viven en el lugar de donde tú vienes?
"Un magnífico grupo de personas, honestas, amigables, hospitalarias, me duele mucho haberlos dejado".
"Lo mismo encontrarás tú aquí", respondió el anciano.
Un hombre que había escuchado ambas conversaciones le preguntó al viejo:
Cómo es posible dar dos respuestas tan diferentes a la misma pregunta?
A lo cuál el viejo contestó:
Cada uno lleva en su corazón el medio donde vive. Aquel que no encontró nada bueno en los lugares donde estuvo, no podrá encontrar otra cosa aquí.
Aquel que encontró amigos allá, podrá encontrar amigos aquí.
domingo, 17 de enero de 2016
Una receta para el amor
Ingredientes
200g de autoestima
200g de soledad disfrutada
200g de mimarse y cuidarse
200g de hacer lo que a uno le venga en gana
80g de ser uno mismo siempre
5g de sorpresa
Preparación
Funde
despacio tus penas en un cacho. Cuando tu estado de ánimo esté más
uniforme, añadiremos la autoestima y removeremos bien, hasta tener una
mezcla homogénea.
Bate
en una ensaladera los mimos y la soledad disfrutada. Incorpórale un
terrón de azúcar. Añade lo que te apetezca en cada momento. Sé tú mismo,
y sigue batiendo fuertemente para evitar que se formen grumos.
ncorpora
cuidadosamente la sorpresa a punto de nieve. Vierte la mezcla en un
cazo de esperanza e introdúcela en tu corazón; precalentado a mediana
potencia dejándolo cocer. Cuando quieras darte cuenta, ya estará listo.
Para servirlo no olvides lo más importante; no juzgues, relájate y déjate sorprender…El amor podría aparecer hoy mismo en tu puerta.
sábado, 16 de enero de 2016
El Gran Palacio de la Mentira....
Todos los duendes se dedicaban a construir dos palacios, el de la verdad y el de la mentira. Los ladrillos del palacio de la verdad se creaban cada vez que un niño decía una verdad, y los duendes de la verdad los utilizaban para hacer su castillo. Lo mismo ocurría en el otro palacio, donde los duendes de la mentira construían un palacio con los ladrillos que se creaban con cada nueva mentira. Ambos palacios eran impresionantes, los mejores del mundo, y los duendes competían duramente porque el suyo fuera el mejor.
Tanto, que los duendes de la mentira, mucho más tramposos y marrulleros, enviaron un grupo de duendes al mundo para conseguir que los niños dijeran más y más mentiras.
Tanto, que los duendes de la mentira, mucho más tramposos y marrulleros, enviaron un grupo de duendes al mundo para conseguir que los niños dijeran más y más mentiras.
Y como lo fueron consiguiendo, empezaron a tener muchos más ladrillos, y su palacio se fue haciendo más grande y espectacular. Pero un día, algo raro ocurrió en el palacio de la mentira: uno de los ladrillos se convirtió en una caja de papel. Poco después, otro ladrillo se convirtió en arena, y al rato otro más se hizo de cristal y se rompió. Y así, poco a poco, cada vez que se iban descubriendo las mentiras que habían creado aquellos ladrillos, éstos se transformaban y desaparecían, de modo que el palacio de la mentira se fue haciendo más y más débil, perdiendo más y más ladrillos, hasta que finalmente se desmoronó.
Y todos, incluidos los duendes mentirosos, comprendieron que no se pueden utilizar las mentiras para nada, porque nunca son lo que parecen y no se sabe en qué se convertirán.
La vida se trata en nadar contra la corriente, dentro de un mar lleno de gente hipócrita. Hay que tener mucho cuidado porque algunos tratarán de hundirte y otros se agarrarán a ti, haciéndote naufragar.
Si alguien quiere entrar a tu vida,que entre. Si alguien quiere salir, que salga, pero que no se queden en la puerta estorbando!
viernes, 15 de enero de 2016
La serpiente que daba oro
En cierto pueblo vivía un Bracmán llamado Haridata. Aunque trabajaba de
la noche a la mañana en sus campos, no podía conseguir jamás una buena
cosecha, y su pobreza era cada día mayor.
Un día, cuando cansado de trabajar se tendió a descansar a la sombra de un árbol, vio salir de un agujero una gran serpiente.
“Sin duda debe de ser la diosa de este campo -se dijo el Bracmán- y como no le he dedicado ninguna ofrenda estará enfadada conmigo y por eso no obtengo ninguna buena cosecha. Voy a remediar enseguida mi falta.”
El Bracmán corrió a su casa y regresó a los pocos minutos con un tazón lleno de leche que dejó a la entrada del nido de la serpiente, diciendo en voz alta:
– Oh, diosa de este campo, perdóname por no haber conocido tu presencia hasta este momento! Por ello nunca te había ofrecido ningún obsequio; pero te prometo que de hoy en adelante no te faltará nada.
A la mañana siguiente, cuando volvió al nido de la serpiente, encontró vacío el tazón y dentro de él una moneda de oro. Desde entonces, cada tarde llevaba un tazón de leche a la serpiente, y al otro día, invariablemente, encontraba una moneda de oro.
Ocurrió que un día el Bracmán tuvo que ir al pueblo a comprar unas herramientas y ordenó a su hijo que llevara la leche a la serpiente. El muchacho así lo hizo, y cuando al otro día regresó a buscar el tazón, encontró una moneda de oro.
” Sin duda la serpiente esa debe de estar llena de oro -se dijo.- La mataré y me quedaré todos las monedas.”
Aquella tarde, cuando volvió a llevar la leche, iba armado de una hachuela, con la que trató de cortar la cabeza a la serpiente. Esta se libró de la muerte por verdadero milagro, ya que la hachuela cayó a medio centímetro de ella, y para vengarse del ataque, mordió al muchacho, matándolo en el acto.
El Bracmán y su familia dispusieron una magnífica pira, donde quemaron el cadáver del joven. El padre lloró mucho la pérdida de su único hijo, pero al cabo de unos días volvió a llevar la leche a la serpiente, olvidando en su avaricia que ella era la causante de la muerte del muchacho.
Pasó mucho rato antes de que la serpiente saliera a tomar la leche, y cuando lo hizo fue asomando solo la cabeza.
– Sé que lo único que te trae aquí es la avaricia dijo, pues ni tú puedes olvidar que yo maté a tu hijo, ni yo olvidaré jamás que él intentó cortarme la cabeza. Por lo tanto, entre nosotros ya no puede haber ninguna amistad. No vuelvas más por aquí, pues será inútil.
Y al decir esto, la serpiente se metió de nuevo en su madriguera, y el Bracmán regresó a su casa, maldiciendo la estupidez de su hijo.
Un día, cuando cansado de trabajar se tendió a descansar a la sombra de un árbol, vio salir de un agujero una gran serpiente.
“Sin duda debe de ser la diosa de este campo -se dijo el Bracmán- y como no le he dedicado ninguna ofrenda estará enfadada conmigo y por eso no obtengo ninguna buena cosecha. Voy a remediar enseguida mi falta.”
El Bracmán corrió a su casa y regresó a los pocos minutos con un tazón lleno de leche que dejó a la entrada del nido de la serpiente, diciendo en voz alta:
– Oh, diosa de este campo, perdóname por no haber conocido tu presencia hasta este momento! Por ello nunca te había ofrecido ningún obsequio; pero te prometo que de hoy en adelante no te faltará nada.
A la mañana siguiente, cuando volvió al nido de la serpiente, encontró vacío el tazón y dentro de él una moneda de oro. Desde entonces, cada tarde llevaba un tazón de leche a la serpiente, y al otro día, invariablemente, encontraba una moneda de oro.
Ocurrió que un día el Bracmán tuvo que ir al pueblo a comprar unas herramientas y ordenó a su hijo que llevara la leche a la serpiente. El muchacho así lo hizo, y cuando al otro día regresó a buscar el tazón, encontró una moneda de oro.
” Sin duda la serpiente esa debe de estar llena de oro -se dijo.- La mataré y me quedaré todos las monedas.”
Aquella tarde, cuando volvió a llevar la leche, iba armado de una hachuela, con la que trató de cortar la cabeza a la serpiente. Esta se libró de la muerte por verdadero milagro, ya que la hachuela cayó a medio centímetro de ella, y para vengarse del ataque, mordió al muchacho, matándolo en el acto.
El Bracmán y su familia dispusieron una magnífica pira, donde quemaron el cadáver del joven. El padre lloró mucho la pérdida de su único hijo, pero al cabo de unos días volvió a llevar la leche a la serpiente, olvidando en su avaricia que ella era la causante de la muerte del muchacho.
Pasó mucho rato antes de que la serpiente saliera a tomar la leche, y cuando lo hizo fue asomando solo la cabeza.
– Sé que lo único que te trae aquí es la avaricia dijo, pues ni tú puedes olvidar que yo maté a tu hijo, ni yo olvidaré jamás que él intentó cortarme la cabeza. Por lo tanto, entre nosotros ya no puede haber ninguna amistad. No vuelvas más por aquí, pues será inútil.
Y al decir esto, la serpiente se metió de nuevo en su madriguera, y el Bracmán regresó a su casa, maldiciendo la estupidez de su hijo.
miércoles, 13 de enero de 2016
La voz misteriosa de la caverna
Cuenta la leyenda que una
mujer pobre con un niño en los brazos, pasando delante de una caverna
escuchó una voz misteriosa que allá adentro le decía:
"Entra y toma todo lo que desees, pero no te olvides de lo principal.
Recuerda algo: Después que salgas, la puerta se cerrará para siempre. Por lo tanto, aprovecha la oportunidad, pero no te olvides de lo principal..."
La mujer entró en la caverna y encontró enormes riquezas. Fascinada por el oro y las joyas, puso al niño en el piso y empezó a juntar, ansiosamente, todo lo que podía en su delantal.
La voz misteriosa habló nuevamente.
“Tienes solo ocho minutos "
Agotados los ocho minutos, la mujer cargada de oro y piedras preciosas, corrió hacia fuera de la caverna y la puerta se cerró... recordó, entonces, que el niño quedó allá y la puerta estaba cerrada para siempre.
La riqueza duró poco; la desesperación duró para siempre.
Lo mismo ocurre, a veces, con nosotros.
Tenemos unos 80 años para vivir en este mundo, y una voz siempre nos advierte: "No te olvides de lo principal!"
"Entra y toma todo lo que desees, pero no te olvides de lo principal.
Recuerda algo: Después que salgas, la puerta se cerrará para siempre. Por lo tanto, aprovecha la oportunidad, pero no te olvides de lo principal..."
La mujer entró en la caverna y encontró enormes riquezas. Fascinada por el oro y las joyas, puso al niño en el piso y empezó a juntar, ansiosamente, todo lo que podía en su delantal.
La voz misteriosa habló nuevamente.
“Tienes solo ocho minutos "
Agotados los ocho minutos, la mujer cargada de oro y piedras preciosas, corrió hacia fuera de la caverna y la puerta se cerró... recordó, entonces, que el niño quedó allá y la puerta estaba cerrada para siempre.
La riqueza duró poco; la desesperación duró para siempre.
Lo mismo ocurre, a veces, con nosotros.
Tenemos unos 80 años para vivir en este mundo, y una voz siempre nos advierte: "No te olvides de lo principal!"
Y lo principal son la familia, los amigos, los valores
espirituales, la vida.
Pero la ganancia, la riqueza, los placeres materiales nos fascinan tanto que lo principal siempre se queda a un lado.
Así agotamos nuestro tiempo aquí, y dejamos a un lado lo esencial: Los “tesoros del alma".
La vida pasa rápido, y la muerte llega de modo inesperado.
Cuando la puerta de esta vida se cierra para nosotros, de nada valdrán las lamentaciones.
Vivimos en un mundo lleno de problemas, angustias, corrupción, vandalismo, injusticias, donde cada día mueren niños inocentes, padres de familia con stress, pero todo es porque hemos olvidado lo principal...
Se feliz a cada instante, en cada momento de tu vida por muy difícil que un problema parezca.
Vida, solo una. Disfrútala, cuídala, enamórate de ella para cuando ya no estés, no te arrepientas de nada o te haya faltado algo por hacer
Pero la ganancia, la riqueza, los placeres materiales nos fascinan tanto que lo principal siempre se queda a un lado.
Así agotamos nuestro tiempo aquí, y dejamos a un lado lo esencial: Los “tesoros del alma".
La vida pasa rápido, y la muerte llega de modo inesperado.
Cuando la puerta de esta vida se cierra para nosotros, de nada valdrán las lamentaciones.
Vivimos en un mundo lleno de problemas, angustias, corrupción, vandalismo, injusticias, donde cada día mueren niños inocentes, padres de familia con stress, pero todo es porque hemos olvidado lo principal...
Se feliz a cada instante, en cada momento de tu vida por muy difícil que un problema parezca.
Vida, solo una. Disfrútala, cuídala, enamórate de ella para cuando ya no estés, no te arrepientas de nada o te haya faltado algo por hacer
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martes, 12 de enero de 2016
El Vuelo del Halcón
Un
rey recibió como obsequio dos pequeños halcones y los entregó al
maestro de cetrería para que los entrenara. Pasado unos meses, el
maestro le informó al rey que
uno de los halcones estaba perfectamente, pero que al otro, no sabía
que le sucedía pues no se había movido de la rama donde lo dejó, desde
el día que llegó.
El rey mandó a llamar a curanderos y sanadores para que vieran al halcón, pero nadie pudo hacerlo volar.
Al día siguiente el monarca decidió comunicar a su pueblo que ofrecería una recompensa a la persona que hiciera volar al halcón.
A la mañana siguiente, vio al halcón volando ágilmente por los jardines. El rey le dijo a su corte:
—Traedme al autor de este milagro. Su corte le llevó a un humilde campesino. El rey le preguntó:
—Tú hiciste volar al halcón? ...Cómo lo hiciste?.... Eres acaso un mago? ...Intimidado el campesino le dijo al rey:
El rey mandó a llamar a curanderos y sanadores para que vieran al halcón, pero nadie pudo hacerlo volar.
Al día siguiente el monarca decidió comunicar a su pueblo que ofrecería una recompensa a la persona que hiciera volar al halcón.
A la mañana siguiente, vio al halcón volando ágilmente por los jardines. El rey le dijo a su corte:
—Traedme al autor de este milagro. Su corte le llevó a un humilde campesino. El rey le preguntó:
—Tú hiciste volar al halcón? ...Cómo lo hiciste?.... Eres acaso un mago? ...Intimidado el campesino le dijo al rey:
—Fue fácil, mi Señor, sólo corté la rama y el halcón voló, se dio cuenta de que tenía alas y se largó a volar.
Alcancemos alturas antes de que alguien nos corte nuestra rama.
lunes, 11 de enero de 2016
Las llaves de la felicidad
En una oscura y oculta dimensión del Universo se encontraban reunidos
todos los grandes dioses de la antigüedad dispuestos a gastarle una gran
broma al ser humano. En realidad, era la broma más importante de la
vida sobre la Tierra.
Para llevar a cabo la gran broma, antes que nada, determinaron cuál
sería el lugar que a los seres humanos les costaría más llegar. Una vez
averiguado, depositarían allí las llaves de la felicidad.
-Las esconderemos en las profundidades de los océanos -decía uno de ellos-.
-Ni hablar -advirtió otro-. El ser humano avanzará en sus ingenios científicos y será capaz de encontrarlas sin problema.
-Podríamos esconderlas en el más profundo de los volcanes -dijo otro de los presentes-.
-No -replicó otro-. Igual que sería capaz de dominar las aguas, también sería capaz de dominar el fuego y las montañas.
-Y por qué no bajo las rocas más profundas y sólidas de la tierra? -dijo otro-.
-De ninguna manera -replicó un compañero-. No pasarán unos cuantos miles
de años que el hombre podrá sondear los subsuelos y extraer todas las
piedras y metales preciosos que desee.
-Ya lo tengo! -dijo uno que hasta entonces no había dicho nada-. Esconderemos las llaves en las nubes más altas del cielo.
-Tonterías -replicó otro de los presentes-. Todos sabemos que los
humanos no tardarán mucho en volar. Al poco tiempo encontrarían las
llaves de la Felicidad.
Un gran silencio se hizo en aquella reunión de dioses. Uno de los que
destacaba por ser el más ingenioso, dijo con alegría y solemnidad:
-Esconderemos las llaves de la Felicidad en un lugar en que el hombre,
por más que busque, tardará mucho, mucho tiempo de suponer o imaginar...
-Dónde?, dónde?, dónde? -preguntaban con insistencia y ansiosa
curiosidad los que conocían la brillantez y lucidez de aquel dios-.
-El lugar del Universo que el hombre tardará más en mirar y en
consecuencia tardará más en encontrar es: en el interior de su corazón.
Todos estuvieron de acuerdo. Concluyó la reunión de dioses. Las llaves
de la Felicidad se esconderían dentro del corazón de cada hombre.
domingo, 10 de enero de 2016
El abuelo y el nieto
Había una vez un pobre muy viejo que no veía apenas, tenía el oído muy
torpe y le temblaban las rodillas. Cuando estaba a la mesa, apenas podía
sostener su cuchara, dejaba caer la copa en el mantel, y aun algunas
veces escapar la baba. La mujer de su hijo y su mismo hijo estaban muy
disgustados con él, hasta que, por último, lo dejaron en el rincón de
un cuarto, donde le llevaban su escasa comida en un plato viejo de
barro. El anciano lloraba con frecuencia y miraba con tristeza hacia la
mesa. Un día se cayó al suelo, y se le rompió la escudilla que apenas
podía sostener en sus temblorosas manos. Su nuera lo llenó de
improperios a los que no se atrevió a responder, y bajó la cabeza
suspirando. Le compraron por un cuarto una tarterilla de madera, en la
que se le dio de comer de allí en adelante.
Algunos días después, su hijo y su nuera
vieron a su niño, que tenía pocos años, muy ocupado en reunir algunos
pedazos de madera que había en el suelo.
-Qué haces? -preguntó su padre.
-Una tartera -contestó, para dar de comer a papá y a mamá cuando sean viejos.
El marido y la mujer se miraron por un
momento sin decirse una palabra. Después se echaron a llorar, volvieron a
poner al abuelo a la mesa; y comió siempre con ellos, siendo tratado
con la mayor amabilidad.
sábado, 9 de enero de 2016
La felicidad radica en todos nosotros...
Hace muchísimo tiempo, a un joven aprendiz le encargan la misión de llevar un poquito de felicidad a la vida de las personas, misión que acepta
con gusto pues tiene la inclinación necesaria para cumplirla pues desde
el momento de su nacimiento, en todo veía un motivo para ser feliz. Y
así emprende su camino. Por todo lugar donde pasaba llevaba felicidad y
hacia que las personas vean en si mismos que podían ser felices, les
mostraba que en todo lo que existía en el universo había una razón para
ser felices.
Un día, llegó a
un pueblo en el cual existía mucha tristeza, todos quienes caminaban lo
hacían con tristeza, sin ilusión. En el momento que ingresó a este
pueblo, de forma extraña empezó a sentirse triste, nunca había
experimentado semejante tristeza, pues, aun siendo joven había visto
siempre felicidad en todo. Y así es como comenzó a tambalear en su misión pues se contagió de tristeza.
Cierto día, en
la madrugada, escuchó un grillo cantar y se pregunto como así un grillo
podía cantar dentro de toda la tristeza que existía en el mundo; de
pronto escucho una voz que decía:
“Ay los grillos… su crik crik nos alegra el alma.”
“Ay los grillos… su crik crik nos alegra el alma.”
Era su voz interior que también le dijo:
“Acaso aun no te das cuenta que la felicidad no radica en el exterior, sino en el interior de todo ser? Ella radica en su energía divina”.
Esa misma voz
interior le explicó que era así como el grillo podía cantar, pues su
función era cantar y su energía vital no se detendría, el grillo no
ganaba nada al hacerlo, sólo lo hacia pues nació para ser el pájaro de
la noche, aquellos que alegran a todos quienes caminan en la noche
obscura con su canto.
Entonces el
joven peregrino recién pudo entender que su felicidad no radicaba en el
exterior y que podía encontrarla dentro de el. Que aun tenía mucho que
aprender y que su misión era demostrarle al mundo lo que el universo le
había enseñado.
Y así, al
amanecer, salio caminando por las calles del pueblo, y como el grillo le
enseñó, les mostraba que todos tenemos esa parte de felicidad dentro. Sólo hay que dejar que se manifieste.
Aprendió así una gran lección: Que la felicidad radica en todos nosotros.
Y que no
importa lo que suceda en el mundo, uno puede mantener la misión de
siempre ser feliz. Y que si algún día tambalea y cae, escuchar a los
grillos cantar se lo recordarían.
viernes, 8 de enero de 2016
El valor de una mujer.
Es bello ser mujer, es un privilegio ser mujer.
Pero su belleza principal emana del interior, de donde reside su fortaleza, fuerza, voluntad y espíritu.
Cuentan que dos marineros que iban navegando por los mares del sur, desembarcaron en una preciosa isla para descansar.
Los habitantes de la isla les recibieron con gran entusiasmo y durante varios días les agasajaron con fiestas.
Uno de los días, los marineros decidieron dar un paseo por la isla y se encontraron con una muchacha que estaba lavando ropa en el río.
Uno de los marineros se acercó a ella y le preguntó: “-Cómo te llamas?...
La muchacha no respondió. El marinero pensando que no le había escuchado le volvíó a preguntar: “-Cuál es tu nombre?...
La muchacha se giró y le dijo:
-Lo siento no puedo hablar contigo sin estar casada antes.
-Entonces me casaré contigo, le respondió el marinero.
El otro marinero le dijo: -Estás loco!..Apenas la conoces!.. Además hay otras muchachas mucho más bellas que ella...
-Me casaré con ella, le respondió el amigo ...y espero que te quedes para mi boda ya que yo ya no me marcharé”.
-Como tu quieras amigo”, le respondió el marinero.
Y así se dirigieron a hablar con el padre de la muchacha para pedirla en matrimonio.
-Señor...le dijo el marinero ..deseo casarme con su hija..
El padre se mostró encantado y le dijo: -forastero si te quieres casar con una de mis hijas tendrás que pagarme una dote de 9 vacas...con cuál de mis hijas deseas casarte?
-Quiero casarme con la muchacha que lavaba ropa en el río...le respondió el marinero.
Sorprendido ante la elección del marinero ya que sus otras hijas eran mucho más hermosas, le dijo ... en ese caso sólo tendrás que darme 3 vacas .
El marinero le replicó...
-Te pagaré las 9 vacas..
Y así fue. El marinero se casó con la muchacha que lavaba ropa en el río y su amigo se quedó a presenciar la boda para posteriormente zarpar de nuevo.
Pero su belleza principal emana del interior, de donde reside su fortaleza, fuerza, voluntad y espíritu.
Cuentan que dos marineros que iban navegando por los mares del sur, desembarcaron en una preciosa isla para descansar.
Los habitantes de la isla les recibieron con gran entusiasmo y durante varios días les agasajaron con fiestas.
Uno de los días, los marineros decidieron dar un paseo por la isla y se encontraron con una muchacha que estaba lavando ropa en el río.
Uno de los marineros se acercó a ella y le preguntó: “-Cómo te llamas?...
La muchacha no respondió. El marinero pensando que no le había escuchado le volvíó a preguntar: “-Cuál es tu nombre?...
La muchacha se giró y le dijo:
-Lo siento no puedo hablar contigo sin estar casada antes.
-Entonces me casaré contigo, le respondió el marinero.
El otro marinero le dijo: -Estás loco!..Apenas la conoces!.. Además hay otras muchachas mucho más bellas que ella...
-Me casaré con ella, le respondió el amigo ...y espero que te quedes para mi boda ya que yo ya no me marcharé”.
-Como tu quieras amigo”, le respondió el marinero.
Y así se dirigieron a hablar con el padre de la muchacha para pedirla en matrimonio.
-Señor...le dijo el marinero ..deseo casarme con su hija..
El padre se mostró encantado y le dijo: -forastero si te quieres casar con una de mis hijas tendrás que pagarme una dote de 9 vacas...con cuál de mis hijas deseas casarte?
-Quiero casarme con la muchacha que lavaba ropa en el río...le respondió el marinero.
Sorprendido ante la elección del marinero ya que sus otras hijas eran mucho más hermosas, le dijo ... en ese caso sólo tendrás que darme 3 vacas .
El marinero le replicó...
-Te pagaré las 9 vacas..
Y así fue. El marinero se casó con la muchacha que lavaba ropa en el río y su amigo se quedó a presenciar la boda para posteriormente zarpar de nuevo.
Pasado un tiempo el marinero volvió por la isla y decidió ir a visitar a su amigo, Sentía curiosidad por saber cómo le iban las cosas y si seguía casado.
Al llegar a la isla, vió a un grupo de hombres y mujeres que iban cantando y bailando. En el centro iba una muer hermosísima con el cabello adornado con unas flores.
Se detuvo para contemplar la imagen y ver la belleza de la mujer.
Al cabo de un rato encontró a su amigo.
Se saludaron con gran entusiasmo y el marinero le preguntó si seguía casado.
-Por supuesto!..le dijo él...De hecho te habrás cruzado con ella de camino...
El marinero no recordaba haberse cruzado con ella.
-Si”, le dijo el amigo...Hoy es su cumpleaños y están celebrándolo..
Era la mujer que iba en el centro bailando!.
-Cómo es posible?.. le dijo el marinero...Esa mujer no se parece en nada a la muchacha que yo conocí...
-Muy sencillo...le contestó el amigo. Me dijeron que valía 3 vacas y yo la traté como si valiese 9 vacas..
Trata a un hombre como lo que es y seguirá siendo como es; trátalo como puede y debe ser y se convertirá en lo que puede y debe ser.
jueves, 7 de enero de 2016
Mirando el Sol
Un discípulo acude a donde su maestro
para pedirle enseñanzas. El maestro le explica:
— El gran secreto está en la observación. Nada escapa a la mente observadora y receptiva. Ella misma se convierte en la enseñanza. Observa, siéntate en la playa y mira cómo el sol se refleja en las aguas. Permanece observando tanto tiempo como te sea necesario; lo que te exija la apertura de tu corazón y de tu comprensión”.
— El gran secreto está en la observación. Nada escapa a la mente observadora y receptiva. Ella misma se convierte en la enseñanza. Observa, siéntate en la playa y mira cómo el sol se refleja en las aguas. Permanece observando tanto tiempo como te sea necesario; lo que te exija la apertura de tu corazón y de tu comprensión”.
Durante varios días el discípulo se
mantuvo en atenta observación, sentado a la orilla del mar. Vio al sol
reflejándose sobre las aguas del océano, unas veces tranquilas y otras
encrespadas. Miró las leves ondulaciones de las aguas cuando el mar estaba en
calma, y las ondulaciones gigantescas cuando estaba en tempestad. Observó
atento y ecuánime, meditativo y alerta. Paulatinamente fue desarrollando la
comprensión y abriendo su corazón. Su mente comenzó a cambiar, y su consciencia
encontró otro modo mucho más rico de percepción.
El discípulo, muy agradecido, regresó
junto al maestro quien le preguntó:
—Has aprendido a través de la observación?
—Sí..repuso
satisfecho el discípulo— ...Llevaba años efectuando los ritos, asistiendo a las
ceremonias sagradas, leyendo las escrituras, pero no había comprendido. Unos
días de observación me han hecho comprender. El sol es nuestro ser interior
siempre brillante, sin afectación alguna. Las aguas no le mojan, y las olas no
le alcanzan, está ajeno a la calma y a las tempestades aparentes. Siempre
permanece inalterable, es siempre él mismo.
—Es una
enseñanza sublime. Es la enseñanza que se desprende del arte de la observación.
miércoles, 6 de enero de 2016
EL AMOR ETERNO
Un día el hijo de un bravo guerrero se enamoró de una joven muy bella y ambos decidieron casarse tras lograr el permiso de sus padres.
Como se amaban tanto y sabiendo de los peligros de la convivencia, decidieron visitar al brujo de la tribu para que les preparase un conjuro que hiciese su amor y su alianza realmente eternas.
El brujo le dijo al guerrero:
Ve a las Montañas del Norte y sube a la más alta que encuentres y cuando estés en su cima busca el halcón más vigoroso, el más fuerte y más valiente de todos. Debes cazarlo y traerlo vivo aquí.
Luego dirigiéndose a la hermosa muchacha le dijo:
Tú ve a las Montañas del Sur y busca en la cordillera el águila más cazadora, la que vuele más alto y de mirada más profunda. Tú solita debes cazarla y traerla viva aquí.
Tras varios días de andar por las montañas, el guerrero y la muchacha consiguieron sus objetivos y volvieron muy satisfechos con las hermosas aves junto al brujo.
-Qué debemos hacer con ellas? –le preguntaron
- Son hermosas y fuertes estas aves...Verdad? –les preguntó el brujo.
- Sí, respondieron ellos. Son las mejores que hay y nos costó mucho capturarlas.
- Las visteis volar muy alto y muy veloces? –les preguntó el brujo de nuevo.
- Sí . Volaban más alto y más rápido que ninguna –respondieron los dos.
- Muy bien. Ahora quiero que las atéis la una a la otra por las patas.
Los dos jóvenes así lo hicieron y siguiendo las instrucciones del brujo después las soltaron. Las pobres aves intentaron echar a volar pero como estaban atadas la una a la otra se estorbaban y no pudieron hacerlo. Lo único que conseguían eran tropezarse la una con la otra y haciéndose daño se revolcaban por el suelo.
- Veis lo que les sucede a estas aves? –les dijo brujo..
Atadas la una a la otra ninguna es capaz de volar mientras que solas lo hacían muy alto.
Este es el conjuro que os doy para que vuestro amor sea eterno:
“Que vuestra alianza no sea atadura para ninguno sino fuerza y aliento para crecer y mejorar como personas”
“Que vuestro amor no os cree dependencias sino que manifieste el cariño y la solidaridad de quienes comparten el mismo pan”
“Respetaros como personas y dejar que cada uno pueda volar libremente para ir aprendiendo a volar juntos por el ancho cielo”.
“Si actuáis así vuestro amor podrá ser realmente eterno porque nunca será una limitación sino un estímulo para que cada uno pueda crecer”.
Cierto es que todo lo que limita al alma muere tarde o temprano en esta vida porque nuestra ley suprema es la del crecer y evolucionar como personas.
Muere un amor desgraciado que atenaza a los amantes y los oprime como personas. Muere con la alegría como quien derepente sale libre de una cárcel donde prisionera estaba su alma.
Pero también muere un amor feliz aunque muera con pena. Muere cuando reblandece a los amantes y los hace más vulnerables y dependientes como personas.
El único amor que nunca muere, el único amor que supera incluso a la muerte es ese pacto sagrado de las almas por el que ambas se ayudan en su evolución, por la que ambas se respetan para que puedan ser libres y a la vez solidarias entre sí.
Si quieres que tu amor sea realmente inmortal no ahogues con tu abrazo la libertad de tu amante y que vuestro pacto sea siempre el del mutuo crecimiento.
Que vuestro amor os de fuerzas para volar muy altos como las águilas en el cielo, para volar juntos trazando círculos en el cielo y también para saber volar en solitario sin apegos y sin miedos.
Sólo así vuestro amor podrá ser realmente eterno porque no solo será alimento y gozo para el cuerpo sino fuerza para vuestro espíritu.
martes, 5 de enero de 2016
Buscar en el lugar equivocado
Se acercó el discípulo al Maestro, vestido con ropas sannyasi y hablando el lenguaje de los sannyasi dijo:
—He estado buscando a Dios durante años. Dejé mi casa y he estado buscándolo en todas las partes donde Él mismo ha dicho que está: en lo alto de los montes, en el centro del desierto, en el silencio de los monasterios y en las chozas de los pobres.
—Y lo has encontrado? — le preguntó el Maestro.
— Sería un engreído y un mentiroso si dijera que sí. No; no lo he encontrado...Y tú?
Qué podía responderle el Maestro? El sol poniente inundaba la habitación con sus rayos de luz dorada. Centenares de gorriones gorjeaban felices en el exterior, sobre las ramas de una higuera cercana. A lo lejos podía oírse el peculiar ruido de la carretera. Un mosquito zumbaba cerca de su oreja, avisando que estaba a punto de atacar...
Y sin embargo, aquel buen hombre podía sentarse allí y decir que no había encontrado a Dios, que aún estaba buscándolo.
Al cabo de un rato, decepcionado, salió de la habitación del Maestro y se fue a buscar a otra parte.
—He estado buscando a Dios durante años. Dejé mi casa y he estado buscándolo en todas las partes donde Él mismo ha dicho que está: en lo alto de los montes, en el centro del desierto, en el silencio de los monasterios y en las chozas de los pobres.
—Y lo has encontrado? — le preguntó el Maestro.
— Sería un engreído y un mentiroso si dijera que sí. No; no lo he encontrado...Y tú?
Qué podía responderle el Maestro? El sol poniente inundaba la habitación con sus rayos de luz dorada. Centenares de gorriones gorjeaban felices en el exterior, sobre las ramas de una higuera cercana. A lo lejos podía oírse el peculiar ruido de la carretera. Un mosquito zumbaba cerca de su oreja, avisando que estaba a punto de atacar...
Y sin embargo, aquel buen hombre podía sentarse allí y decir que no había encontrado a Dios, que aún estaba buscándolo.
Al cabo de un rato, decepcionado, salió de la habitación del Maestro y se fue a buscar a otra parte.
lunes, 4 de enero de 2016
Las tres rejas
Un joven discípulo de un sabio filósofo llega a la casa de éste y le dice:
—Maestro, un amigo tuyo estuvo hablando mal de ti con malevolencia.
— Espera! — lo interrumpe el filósofo...Ya hiciste pasar por las tres rejas lo que vas a contarme?
— Las tres rejas? — preguntó el discípulo
— Sí, la primera es la verdad...Estás seguro de que lo que quieres decirme es absolutamente cierto?
— No, lo oí comentar a unos vecinos— respondió el discípulo
— Al menos lo habrás hecho pasar por la segunda reja, que es la bondad. Eso que deseas decirme,..es bueno para alguien? — agregó el filósofo.
— No, en realidad no; al contrario…— respondió el discípulo
— Ah, vaya!... La última reja es la necesidad.Es necesario hacerme saber eso que tanto te inquieta?
— A decir verdad, no— respondió el discípulo.
Entonces dijo el sabio sonriendo:
— Si no es verdadero, ni bueno, ni necesario, sepultémoslo en el olvido.
—Maestro, un amigo tuyo estuvo hablando mal de ti con malevolencia.
— Espera! — lo interrumpe el filósofo...Ya hiciste pasar por las tres rejas lo que vas a contarme?
— Las tres rejas? — preguntó el discípulo
— Sí, la primera es la verdad...Estás seguro de que lo que quieres decirme es absolutamente cierto?
— No, lo oí comentar a unos vecinos— respondió el discípulo
— Al menos lo habrás hecho pasar por la segunda reja, que es la bondad. Eso que deseas decirme,..es bueno para alguien? — agregó el filósofo.
— No, en realidad no; al contrario…— respondió el discípulo
— Ah, vaya!... La última reja es la necesidad.Es necesario hacerme saber eso que tanto te inquieta?
— A decir verdad, no— respondió el discípulo.
Entonces dijo el sabio sonriendo:
— Si no es verdadero, ni bueno, ni necesario, sepultémoslo en el olvido.
domingo, 3 de enero de 2016
Tienda de los deseos
Un hombre se sentía realmente infeliz con la vida que llevaba. Lo consumía un fuerte sentido de aburrimiento y desilusión. Una tarde escuchó un rumor en el pueblo, sobre un viejo sabio que vivía oculto en un bosque cercano. Pensó, que aquel hombre erudito podía aconsejarlo.
Decidió emprender el viaje, siguiendo la guía que recibió de algunos campesinos de la zona. Después de varias horas caminando, encuentra la casa que buscaba. Para su sorpresa, la casa tenía un bello aviso que decía: “La Tienda de los Deseos”.
Entra motivado y encuentra un lindo cuarto iluminado, con estanterías del piso al techo cubriendo todo el lugar. Estando allí, se abre una puerta y entra un anciano de mirada serena y sonrisa bondadosa, que le dice:
— Así que por fin has encontrado el camino hasta mí.
— Me esperabas?— pregunta el viajero.
— Por supuesto, tengo lo que estás buscando— respondió el sabio— Aquí puedes encontrar cualquier cosa que desees, desde casas, autos, éxitos, familia, felicidad…Sólo tienes que decir lo que deseas.
— Todo lo que desee?— preguntó el hombre sorprendido.
— Sí, todo lo que desees lo tengo en existencia—respondió el sabio— pero tienes que pagar el precio entero.
— Y cuál es el precio?— pregunta el hombre.
— El precio, es aquello que estas dispuesto a pagar por obtener ese deseo— responde el viejo sabio— Es un precio que sólo tú le puedes dar.
— La verdad no sé cuál es el precio— responde el viajero.
— Busca en tu interior, tú tienes la respuesta— dice el sabio— siéntate y escucha a tu corazón, el sabe el precio a pagar por aquello que tanto sueñas.
El hombre permaneció en silencio un largo tiempo, y al final de una jornada de meditación, encontró el precio que debía pagar.
— Ahora ya sabes lo que te costará conseguir ese deseo— dijo el anciano.
— Sí lo sé— responde el viajero— Es un precio muy alto.
— Te felicito. Sólo los grandes sueños tienen precios altos—aclara el sabio — Te doy tiempo para pensarlo.
— Qué tanto tiempo tengo?— pregunta el viajero.
— Tienes todo el tiempo que necesites— responde el sabio—Vuelve aquí cuando lo tengas decidido....
Sólo los grandes sueños tienen precios altos...Ciertoo..El mundo necesita soñadores y el mundo necesita hacedores.
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